Estación Terminus: Receta contra el (incomprensible) optimismo

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-Guisado de alma yerta (plato único)

-Dificultad:

Fácil en extremo.

-Ingredientes:

Todo lo necesario para la elaboración de este plato -en absoluto exquisito- se puede encontrar sin dificultad en la vida cotidiana de cada cual. Probablemente, ni siquiera sea necesario ir al mercado.

Si, por cualquier afortunada circunstancia, usted no dispusiera de alguno de los ingredientes que se indican puede, con idéntico efecto, suplirlo por alguna vivencia propia, que el autor de esta receta, por ser ésta de caracter general, se abstiene de citar.

-Elaboración:

En una olla de gran tamaño -para no desbordarla con el hervor- poner a fuego lento unos cuantos informativos frescos (televisión o radio, al gusto), no demasiados, apenas unos minutos, para no amargar demasiado la salsa. Si se prefiere la prensa, casi en desuso, no poner más de dos páginas y limpiar bien con una tijera las noticias de sucesos, por su sabor a hiel.

Añadir, mientras se remueve con suavidad, una facturas no demasiado grandes, como la de la luz, el gas, el teléfono... Puede hacerse con letras de hipoteca, por ejemplo, si se le quiere dar más espesor.

Dejamos cocinándose esto lentamente.

Mientras, vamos cortando, en un recipiente aparte, unos pocos de nuestros sueños rotos y algunos recuerdos (procurar que no sean demasiado agrios). Traiciones, olvidos, fracasos, decepciones... Todo esto le dará un toque personal a su receta.

Mezclar con un poco de dolor por la muerte de alguien cercano (en su defecto servirá dolernos por la propia, siempre inevitable) y un puñado de años perdidos (manipular estos ingredientes puede afectar al lagrimal, tener cuidado de no salar los ingredientes con nuestro llanto).

Volcar la mezcla en la olla y remover en círculos durante unos minutos antes de apagar el fuego.

En la elaboración de este guiso pueden usarse infinidad de ingredientes además de los citados, pero así ya resulta bastante difícil de digerir.

Salpimentar al gusto de rabia e impotencia.

Servir frío, si se es capaz.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahí ando más o menos a diario aunque a veces me resisto a que las recetas cotidianas desdibujen la sonrisa, no porque haya vuelto a creer, sino porque la memoria por suerte falla algún rato, los oídos se taponan y los ojos se empeñan en ver el azul. Es sólo a ratos y me permito volver a la acidez cada poco, cada tanto...

Me gustó volver a leerte, te disfruto.

Un abrazo desde el sur.



Terminus dijo...

Tal vez la receta haya quedado un poco indigesta, estoy un poco catastrofista estos días, y la realidad no ayuda mucho. Habrá que hacer otra receta, "contra el (comprensible) pesimismo" -por ejemplo-, como contrapunto. ;)
Siento no poder añadir textos con más regularidad, pero en estos momentos es prácticamente imposible conseguir el tiempo necesario.
Tus palabras son un valioso regalo que aprecio como se merece.
Muchas gracias, Inma.

En el Norte recibo tu abrazo y te envío otro de vuelta.

Saludos.



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